sábado, junio 24, 2006
YO SÍ TIRÉ PIEDRAS...
Hace 2 semanas atrás el diario La Segunda publicó una entrevista al Subsecretario del Interior Felipe Harboe en la cual, entre otras cosas, destacaba que a pesar de que el actual Subsecretario también había sido dirigente estudiantil, nunca había tirado piedras en las manifestaciones y marchas en las cuales le había tocado participar. Por supuesto la intención del diario era contraponer y comparar nostálgicamente las imágenes, responsabilidades y proyecciones de los dirigentes estudiantiles de antes con los de ahora.
Antes que sigan leyendo, quiero decirles que lo que a continuación voy a decir no tiene nada que ver con Felipe. De hecho tengo un gran aprecio por él, nos conocimos trabajando muchas horas diarias en la segunda vuelta de la campaña de Ricardo Lagos y desde ahí somos bastante cercanos, pero quiero aprovechar esta oportunidad de traer desde el pasado ciertas cuestiones éticas y valóricas que, de diferentes formas, hizo que más de una generación se la jugara por que en Chile retornara la democracia. Me parece importante además hacerlo precisamente ahora en que pareciera que a nadie le molestaran los dobles discursos de las autoridades, de los medios de comunicación, de los amigos, de la familia.
Y para provocar esta reflexión quiero decirles que yo si tiré piedras y la verdad es que no una vez, sino varias veces. Normalmente el blanco eran las fuerzas especiales de Carabineros1, esas especies de robocop que cada vez que salíamos a la calle a pedir por más crédito fiscal, por algún compañero de Universidad que habían tomado preso o por que no nos privatizaran la Educación, llegaban raudamente a Beaucheff con Blanco a llenarnos de lacrimógenas, de palos, de tanquetas, de balines, de un terror que por cierto ahora no existe.
Nuestra respuesta a ese innecesario alarde de fuerza y represión era una organización que contemplaba: (i) un grupo que avisaba cuando llegaban los pacos, (ii) otro grupo que se encargaba de tener dónde cubrirnos de los balines (iii) otros que se preocupaban de tener sal y limón para soportar las lacrimógenas y toallas mojadas para que cuando cayera una bomba cerca poder neutralizar en algo sus efectos (iv) y por supuesto nuestros dirigentes estudiantiles que debían acudir a las comisarías a sacar a quiénes caían presos.
En ese contexto aprendí a tirar piedras "con técnica". En un ángulo de 45 grados para que describiera una parábola y llegara más lejos. Con el cuerpo echado hacia atrás para darle más fuerza. Con un pequeño movimiento final en la muñeca, antes de lanzarla para que girara en el aire. ERA nuestra forma de mostrar nuestro descontento, de decir que no nos gustaba lo que pasaba. Por cierto que mirado con la perspectiva del tiempo puede parecer una locura anteponer una piedra a un balin, un limón a una lacrimógena, organización a represión. Pero los sueños por cierto que son irreverentes. Y nosotros soñábamos sin miedo en el futuro. Por eso que no me da ni un poco de verguenza decir que yo sí tiré piedras.
Y con esa misma transparencia que he hablado de mi pasado, quiero hablar del presente, de los dobles discursos, de las incongruencias de estos días. He aquí cuatro temas que, a mi juicio, merecen nuestra atención y discusión. Por supuesto que la invitación es a que posteen otros:
- Predicar con el ejemplo. Si estamos pidiendo a los empresarios que cumplan las leyes laborales, ¿no debiese partir cumpliéndolas el Gobierno?. Trabajé 8 años en el Gobierno y sólo por 15 meses me pagaron AFP e ISAPRE. El resto del tiempo fui un ingeniero a honorarios.
- Sistema de Salud digno para todos. Nos llenamos de orgullo cuando hablamos de la inserción internacional de nuestro país, de lo bien que estamos comparados con nuestros vecinos, de nuestros records económicos, pero que por favor alguien me explique por qué 3 semanas atrás un indigente murió en la sala de espera de la Posta Central por que nadie lo atendió a tiempo.
- El que contamina paga. Los automovilistas reclaman por eliminar el impuesto específico al combustible y ninguna autoridad ha sido capaz de dar una buena explicación de por qué no debe suprimirse. Lo más cuerdo que he leído fue un letrero del movimiento de furiosos ciclistas que decía: "El que contamina paga".
- Comisiones versus eficiencia. Por un lado la Presidenta reta a sus colaboradores en público y dice que se debe avanzar rápido por que el Gobierno es corto. Por otro lado, cada problema se enfrenta con una comisión integrada por mucha gente de todos los sectores, que tiene mucho tiempo para sesionar, para investigar, para proponer. En consecuencia, la Presidenta deja de lado a los Ministerios que precisamente debiesen hacer permanentemente esa tarea y al Congreso que tiene a nuestros representantes para discutir, desde la diversidad, las políticas públicas. Resultado: muchas portadas de diarios y cero efectividad.
1: Qué raro suena escribirlo así, casi 20 años después. Por supuesto antes les decíamos "pacos culiaos"