sábado, septiembre 02, 2006

MAR PARA BOLIVIA


"Yo creo que a los bolivianos SIEMPRE les debiéramos haber dejado salida al mar. Si uno mira el tratado, efectivamente lo que estaba pensado era que tarde o temprano había que darles la salida y, seguramente, estaba pensado más temprano que tarde."
"Al final la mediterraneidad de Bolivia la va a cobrar el
mundo completo y nostros vamos a tener que darla"
"La solución es dejar que ellos compren tierras en el
norte o entregarles un pedazo de tierra en la frontera con el Perú"
"Yo les devolvería los documentos a Perú y, de pasada, les entregaría el Huáscar para que lo saquen a tierra y hagan un museo, porque no podemos seguir haciendo un monumento de una victoria que NUNCA existió"
Estoy casi 100% seguro que pocos saben de quién son estas citas. Muchos pensarán que se trata de algún voluntarista que con ideas progresistas intenta poner en agenda un tema de relaciones internacionales. Algunos imaginarán que son de un dirigente comunista o de algún trasnochado parlamentario que busca flashes de televisión y minutos de fama. El asunto es que estas declaraciones publicadas por El Mercurio, las hizo BRUNO PHILIPPI, presidente de la SOFOFA (organismo que agrupa a los más prominentes empresarios de este país).
Y a propósito de lo planteado por este influyente empresario, en el diario más importante de Chile, me permito expresar mi opinión respecto de este tema. Vamos viendo:
  1. Los políticos bolivianos tienen engañado a su pueblo: durante años, Presidentes y parlamentarios del altiplánico país, de las más diversas tendencias, han ocupado el tema del mar, para obtener dividendos políticos y/o para ocultar su mala gestión. ¿Cómo lo han hecho? Aduciendo que su mediterraneidad es la responsable de la falta de desarrollo del país. Cómo si por el sólo hecho de tener mar, les fuera a caer el maná del cielo.
  2. Competencia y no colaboración: nuestro país, desde la época de la dictadura, ha basado su política internacional (en el contexto latinoamericano) en los conceptos de la competencia más que de la colaboración. Esto tiene diversas consecuencias, entre las cuales, es posible mencionar (i) la animadversión que sienten por los chilenos en los países fronterizos, (ii) las casi inexistentes políticas de integración entre países (iii) fenómenos migratorios que se dan sin seguridad social.
  3. ¿Buenos o malos vecinos?: a mi juicio las relaciones internacionales entre países son muy similares a lo que sucede con las relaciones en el barrio. Si uno tiene un vecino peleador, bullicioso o escandaloso inevitablemente uno trata de no toparse en la calle con él, puesto que es una situación desagradable y la convivencia es difícil. Si por el contrario, las relaciones son armoniosas, los vecinos se cuidan la casa, están atento a lo que les pase a los niños en el barrio y hasta se visitan en los cumpleaños. En mi opinión, nuestra relación con Argentina, Perú y Bolivia se parece harto más a la primera que a la segunda situación.
  4. Necesitamos un punto de inflexión: la globalización no sólo trae consigo la internalización de los mercados, sino que también el respeto y difusión de los valores de la justicia y los derechos humanos. En ese sentido, me parecen promisorias las palabras de Philippi y no puedo dejar de apoyarlas. Chile necesita un punto de inflexión en su forma de relacionarse con los vecinos. Necesitamos que nuestros profesionales salgan al exterior a aportar con su experiencia al desarrollo de nuestros vecinos, necesitamos que nuestras universidades acojan a más estudiantes extranjeros, necesitamos diversificarnos, requerimos ser más cosmopolitas. El desarrollo de Chile debe significar oportunidades, y no amenazas, para nuestros países vecinos.

En mi opinión, y por cierto lejos de lo que muchos piensan, si Chile toma la decisión de entregarle MAR a Bolivia, nuestra posición internacional se verá fortalecida y no debilitada. El mar para Bolivia nos abre oportunidades y nos entrega dignidad.

A mi me gusta Chile digno.


jueves, agosto 31, 2006

ROMANÉ NO TIENE LA CULPA



Sé que voy a abrir la polémica con este artículo y que más de alguno dirá “Freddy se volvió loco” o “esta es otra de las excentricidades de nuestro amigo”. Pero la verdad es que me aburrí de escuchar, ver y leer tantas vanalidades y estupideces en las noticias, principalmente cuando se habla de delincuencia y seguridad ciudadana. Creo que ya es hora de buscar solución a los problemas, atacando el fondo y no la forma.

Para empezar, quiero decirles que me afectaron profundamente las imágenes exhibidas por diarios y televisión dónde mostraban como la peor de las delincuentes a Nicole Romané. Una chica de 19 años, buenamoza y muy bien vestida que había sido detenida por robar la tienda Luis Voutton (¿así se escribe?) en la comuna de Vitacura.

Es cierto, el hecho objetivo es que ella robó una tienda de una marca muy exclusiva. Pero, ¿hasta dónde la culpa es de ella?, ¿es ella la verdadera responsable? A continuación quiero enumerar una serie de elementos que me parecen que atenúan su responsabilidad y que nos hacen a todos cómplices de ese robo:

La opción escogida nos ha reportado grandes beneficios y, por cierto, nos hemos constituido en un modelo a imitar por otros países del continente, pero ¿quién se hace cargo de las externalidades que tiene el modelo por el que optamos? ¿O somos tan ilusos como para pensar que la forma de desarrollo sólo tiene beneficios y ningún costo?

Nicole no es una delincuente es una víctima. Ella es exactamente el resultado de la sociedad que hemos construido y de la cual tan orgullosos nos sentimos. Me niego a creer que la forma de solucionar los problemas de delincuencia sea cerrando calles, poniendo más Carabineros, instalando más rejas, comprando alarmas más sofisticadas. No quiero vivir en esa ciudad. Si esa es la opción, por favor avísenme, ese NO EL PAÍS donde quiero vivir.


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